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José García Chibbaro
El presente resumen, sobre la obra y personalidad de José García Chibbaro, se asemeja más a una ilustración o disquisición sobre el mismo, que a un análisis exhaustivo o una definición. No se trata de justificar lo que no se hizo, sino sólo consignar recatadamente lo que se alcanzó. Sin embargo, y muy a pesar de lo anterior, debemos concluir que lo estético, lo bello, lo perfecto, tan vapuleados por la teoría y la crítica, siguen siendo de hecho una exigencia sentida y experimentada más que nunca en nuestro siglo y profesada todavía, aunque de manera equívoca, en el dominio de la doctrina. Parece que ha habido un alejamiento mayor que nunca de lo bello y sin embargo no se expone doctrinalmente más que la nostalgia de lo bello... lo demás parece demasiado arriesgado. Sin embargo un grupo exiguo de artistas como García Chibbaro, lo hacen. Algunos aspectos de la estética confirman los aspectos sociales de lo precedente. Lo bello considerado como plenitud, organicidad, concordancia de los hombres entre sí y las cosas, se debiera convertir en una preocupación, un valor, un fin que desborde al arte y englobe toda la experiencia como un auténtico ideal humanista. Esta ha sido la opción vital de García Chibbaro, una constante búsqueda a través del arte de algo superior. Por esto es, tal vez, un artista inclasificable, que representa un caso totalmente aislado dentro del medio local. Él, posee mucho de muchos y nada de todos. La tarea de interpretar la nutrida obra de García Chibbaro, significa acometer y considerar un extenso bagaje de tópicos que van desde las técnicas antiguas del fresco y el uso del temple hasta la fotografía y otros medios de reproductibilidad técnica contemporáneos, pasando por una serie de actividades auxiliares que coadyuvan a la ejecución y resolución ulterior de sus obras las cuales presentan importantes connotaciones sociales e histórico-culturales, permitiendo múltiples lecturas que pasan por temas rara vez o nunca tratados en la historia del arte como son el turismo, la historiografía urbana, el paisajismo, las comunicaciones, los adelantos científico-tecnológicos, los monumentos, el coleccionismo, los repertorios de antigüedades y un largo etcétera. Específicamente en el método romántico con que ha explorado sus expediciones por la historia universal (Viajes) tanto en lo pequeño como lo más grande, García ha interrogado a todas las especies de la realidad, se ha apropiado de temas enciclopédicos, ha investigado en el subconsciente y la memoria y ha dialogado durante años con las culturas occidentales y también con las exóticas. Él ha sabido mirar tanto a través del telescopio como del microscopio; ha penetrado en los sistemas orgánicos tanto como en los cosmológicos y los ha escudriñado en busca de analogías y metáforas para sus propósitos (sistema) artístico. Pese al marcado influjo posmoderno en la obra de García Chibbaro, él ha permanecido fiel al viejo método. Su imaginación, si bien por momentos es desbordada, no es nunca autoritaria y dominante. Procede habitualmente de manera mediadora, opera escépticamente, irónicamente, antitéticamente y paradójicamente. Su obra sucinta y claramente estructurada, presenta la racionalidad y la planificación de un "sistema" en su intrincada y artificiosa contradicción. Extracto del libro "García Chibbaro" publicado por Editorial Antártica, Santiago de Chile, 1999, realizado por su autor, Raymundo Ernst, Ph. D.
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